De las centenares de islas que existen en el sur de Chile, hay tres que se llevan las preferencias de los visitantes y a las que se puede viajar con mayor facilidad: Isla de Pascua, Robinson Crusoe y Chiloé. Las dos primeras están muy alejadas del continente, 3.700 Km. y 500 Km. respectivamente, en pleno Pacífico, y Chiloé, la mayor de estas islas, distante sólo a treinta minutos en transbordador desde Puerto Montt.
La Isla de Pascua o Hanga Roa, en su lengua original, es uno de los más exóticos puntos del país. En la misma latitud de Caldera, pero a miles de kilómetros de la costa, su cultura originaria ha sido motivo de admiración centenaria debido a los grandes monumentos líticos, los moais, con más de 800 años de antigüedad que pueblan una geografía volcánica rodeada de bellas playas. La cultura originaria sigue viva y atrae a miles de visitantes con buena hotelería y restaurantes.
La isla Robinson Crusoe, parte del archipiélago Juan Fernández, fue duramente azotada por el tsunami de febrero del 2010. Gran parte de su infraestructura municipal y hotelera está siendo reconstruida. Sin embargo, ya puede visitarse y disfrutar de la gran calidez de sus 500 habitantes que desde hace un siglo colonizaron la isla. Crusoe, tiene una naturaleza endémica superior a Galápagos en cuanto a flora y aves, langostas como principal comida y una historia que mezcla pasos de corsarios y el primer combate naval de la I Guerra Mundial con un acorazado alemán hundido en sus costas.
El archipiélago de Chiloé, al suroeste de Puerto Montt, es un conjunto de islas cercanas al continente cuyo mayor territorio alberga ciudades como Ancud, Castro y Quellón, sedes de la cultura chilota, rica en mitos, comidas, solidaridad, arquitectura y la mezcla de campesinado y pescadores. Con un bello Parque Nacional e innumerables iglesias que fueron declaradas por UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad.