Hualaihué es una de las cuatro comunas que conforman la Provincia de Palena en la Región de Los Lagos. Es la puerta de entrada norte a un lugar donde la tranquilidad invita a vivir una experiencia en este hermoso territorio.
Los 800 habitantes de Caleta El Manzano, ofrecen una alternativa donde el saber y el sabor se combinan de manera perfecta, en un escenario natural privilegiado con el mar y el campo tomados de mano y a la vista del visitante.
A sólo 80 kilómetros de la ciudad de Puerto Montt, se llega a Caleta El Manzano durante todo el año viajando por tierra a través de la Carretera Austral. El trayecto se puede hacer en vehículo o en buses que diariamente circulan por esta ruta, cuya primera parte concluye en Caleta La Arena, extremo sur de la Provincia de Llanquihue.
Allí se cruza el Estuario del Reloncaví en los transbordadores hasta Caleta Puelche, punto de partida de la Provincia de Palena, para seguir por tierra circulando por la Ruta 7, donde surge un desvío hacia este destino donde las familias del lugar tienen una identidad relacionada con el mar, que les acompaña bordeando verdes praderas que cultivan y donde en una primera mirada, es posible apreciar sus animales pastar.
El Sindicato Caleta El Manzano agrupa a la mayor parte de las familias de pescadores artesanales de la zona. En un trabajo donde el proyecto Vive La Pesca de Fundación Chinquihue les aportó con fondos y equipamiento para complementar su emprendimiento de turismo, este grupo de hombres, niños y mujeres cuentan con camping y quincho donde se comen productos típicos de la zona, que son preparados por ellos mismos.
Las señoras cocinan ricos platos como curantos, empanadas de mariscos, pan amasado, pescado frito y masas dulces dispuestos en cálidas mesas que permiten saborear las recetas tradicionales del sur de Chile junto a un mate, un vino o un agua calientita para salir luego a navegar.
La rampa de la caleta es el inicio de un viaje por mar, donde los pescadores comparten con quienes abordan las lanchas, la historia del lugar. Se pesca con ellos, inclusive se puede sacar los espineles viviendo esta intensa experiencia de trabajo en medio de las puras aguas del entorno cuyo límite está marcado por islas, bosques y llanuras. A lo lejos se pueden ver el Volcán Hornopirén, lobos marinos, pelícanos y gaviotines que dependiendo del clima, acompañan las embarcaciones en la hora y media que en promedio dura el recorrido.
Por la tarde, si la marea baja lo suficiente, es el momento de salir a mariscar con las mujeres de Caleta El Manzano. Impresiona caminar con botas de agua por la arena en medio de miles de bancos de choritos, que muestran la bendición que este territorio tiene en insumos al alcance de la mano y de donde estas mujeres recolectoras extraen de manera rudimentaria el sustento diario y para el caso de esta experiencia turística, el alimento base para preparar el almuerzo y la cena.
Almejas, caracoles trofón, machas, cholgas, tumbaos, navajas, los mismos choritos y algas se cargan en cestas de rafia que el mismo turista llena con las pequeñas palas y rasquetas con las que se extraen los mariscos, y se llevan hasta el quincho donde se lavan y se cocinan.
La inmensidad del entorno, donde sólo el sonido del aire marino es lo que acompaña el trabajo de recolección, permite mirar alrededor y apreciar que durante la mañana, ese mismo lugar fue parte de la navegación cuando el mar cubría la zona. La sensación es conmovedora.
Al ponerse el sol, es factible devolverse a Puerto Montt en un tiempo de aproximadamente dos horas y media. Pero si la idea es continuar por el sector, y disfrutar de otras actividades con los pescadores de la Caleta, se puede alojar en los hospedajes que las mismas familias tienen habilitados con una atención cordial al estilo de la Patagonia del Pacífico.
Compartir por ejemplo, la fiesta costumbrista que tienen durante 15 días la última quincena de enero, o una noche estrellada junto a un fuego hecho a la orilla del mar, mientras se escuchan los relatos de estos sabios hombres, que reflejan la cosmovisión del pescador y su mundo.
Fuente Aptur