Su nombre, otorgado por los pueblos originarios, significa lugar hundido o sumergido y su origen geográfico se debe a la acción de grandes ventisqueros que socavaron la cuenca, donde se acumuló el agua de los deshielos hacia el término de la última era glacial.
En sus riberas se asientan ciudades como Puerto Varas, Frutillar, Llanquihue y Puerto Octay, además de otras localidades que, aunque más pequeñas en extensión, son reconocidas por su belleza natural y riqueza arquitectónica, como es el caso de Villa Ensenada y Las Cascadas.
Para realizar el circuito completo es necesario recorrer 185 kilómetros, que pueden recorrerse en un día o extenderse en tres. Iniciando en Puerto Varas por la ruta 225, totalmente asfaltada, es posible llegar hasta Cascadas por un camino ripiado accesible para todo tipo de vehículo y desde allí hasta Puerto Octay. Por este camino se puede acceder a Frutillar y Llanquihue, regresando hacia Puerto Varas por la ruta 5, doble vía.
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