En la región chilena de Atacama, en el Valle del Huasco, se encuentra la desconocida Ruta de los Españoles.
A través de varios senderos se pueden descubrir cautivantes paisajes y lugares como los asentamientos de los primeros colonizadores españoles.
Atravesando lagunas transparentes entre los cerros multicolores, se encuentran antiguas minas indígenas, milenarios fósiles marinos y una variada fauna andina.
Esta es una zona agrícola, que parece no ofrecer grandes atractivos a los turistas, pero hay que recorrer apenas 45 kilómetros para ingresar por la cordillera al Valle del Huasco y experimentar un paisaje imponente bajo las montañas y el valle fértil.
Allí se encuentra el pueblo de Alto del Carmen, una puerta de entrada a dos valles que guardan una parte poco conocida de la historia de la conquista española y la ocupación precolombina.
Se trata del Valle de Tránsito, llamado así por ser una vía comercial con localidades indígenas transandinas y territorio ancestral de la cultura diaguita, y el Valle del Carmen, donde a partir del año 1600 hubo asentamientos de pueblos extranjeros que desarrollaron el sistema agrícola.
Por una disputa entre los nativos y extranjeros, el Valle del Carmen pasó a ser conocido como como el Valle de los Españoles.
Hay varios caminos que atraviesan el Valle de los Españoles, el más conocido es el llamado Camino Real, que comienza al sur sur del pueblo de Alto del Carmen. Es un sendero de 12 kilómetros de los tiempos de la colonia, que se creó con el fin de unir pequeñas localidades agrícolas y hoy puede hacerse en auto, caminando, en bicicleta o a lomo de caballo por un ancho camino de ripio.
Otro sendero histórico es la Piedra del Indio, cercano al sector de Los Canales. Este sendero hay que hacerlo a caballo o caminando, sube hasta los 1073 metros de altura, llegando a asentamientos de culturas agroalfareras que habitaron antiguamente la zona y dejaron su huella en pictografías, un sistema de sembrado en base a terrazas y un salto de agua como forma de regadío.
Otro camino, es el Sendero del Eco que pasa entre acantilados y permite escuchar el eco que va y viene. Hay que realizar una caminata de una hora o una cabalgata de media hora, para llegar al mirador en lo más alto del valle, desde donde se ven los capos de naranjos, paltos y parrones.